Muchos han sido los pedagogos musicales que han enfatizado el valor de la música impartida desde los primeros momentos de vida como sustento sensorial para el posterior aprendizaje . Dentro de la atención temprana, la estimulación musical infantil produce grandes beneficios. Ello ha llevado a plantearse el trabajo con estos estímulos antes incluso del nacimiento, pues el sentido del oído es uno de los que más tempranamente se desarrolla.
Unir la música al aspecto físico del niño posibilita y favorece la motricidad, la coordinación y todas las funciones físicas en un contexto de relación interpersonal, pudiéndose potenciar aspectos que se trabajan en otras disciplinas como la fisioterapia, pero bajo el prisma ameno y lúdico propio de la música y los instrumentos musicales. De igual manera, en el ámbito educativo, ayuda a la formación y desarrollo personal de los alumnos con dificultades de aprendizaje, discapacidad psíquica y problemas de conducta (hiperactividad, dislexia, síndrome de down, autismo, adolescentes conflictivos, etc.)